Deporte: ¿Dónde está el límite? | Corinstitut

 

Deporte: ¿Dónde está el límite?

En 2016 podemos asumir que la sociedad ha asumido ya que el deporte como una práctica cardiosaludable. Este dogma es evidente en nuestro entorno y está fuertemente fundamentado en la bibliografía científica 1. La mayoría de deportistas también son conscientes de que los ejercicios aeróbicos (p.ej. ciclismo, corredores) son más beneficiosos que los clásicos ejercicios anaeróbicos (p.ej. pesas con carga).

La práctica de deportes aeróbicos en general ha crecido enormemente siendo prácticamente un fenómeno social. Así el deportista intensivo que antiguamente era mayormente profesional actualmente es no profesional. Por ejemplo, los corredores que han completado un marathon en EUA se han multiplicado por 20 en los últimos 30 años y los triatletas2 se han cuatriplicado en 14 años. Runners, ciclistas, marathonianos, triatletas etc demandan nuestra atención como cardiólogos. Las preguntas en la consulta son varias destacando por un lado la prevención de la muerte súbita (a la cual damos respuesta con un protocolo de visita y exploraciones) y por otro surge la cuestión de hasta qué intensidad es sano el deporte. A esta pregunta intentaremos responder huyendo del tópico demagógico “todo en exceso es malo” y explicaremos el estado actual de los estudio científicos .

Hasta hace una década los estudios se habían centrado en los mínimos pero apenas se habían preocupado en estos límites. En un estudio danés3 del 2015 se observó en los 1098 corredores estudiados que los que menor mortalidad presentaron fueron aquellos que corrían entre 1 y 2,4 horas/semana, de 2 a 3 veces/semana a un ritmo lento o moderado. A destacar que los corredores con ritmo más elevado o que corrrían 4 -7 días por semana presentaban una mortalidad similar a la población sedentaria.

En otros estudios recientes de hasta 55.000 deportistas parece claro que el máximo beneficio en mortalidad cardiovascular se obtiene en prácticas ligeras (correr 10km por semana repartidos en 2-3 días a régimen máximo de 10km/h4), en menor medida moderadas (correr 10-20km/semana al mismo ritmo y frecuencia). De nuevo otros estudios epidemiológicos encontramos que en las prácticas de ejercicio se observa una disminución de las reducciones en mortalidad cardiovascular gradual hasta llegar a un punto límite de seguridad entorno a los 45km por semana 5,6,7,8,9. Obviamente las tasas de mortalidad en estos estudios son extremadamente bajas al tratarse de personas sanas. En consecuencia, si bien la recomendación médica es clara ésta no es tan fuerte como en otros aspectos de calidad de vida (consumo de calorías, tabaco etc.) y los deportistas deberían de marcarse su régimen deportivo basado también en la mejora de la calidad de vida que les da prácticas deportivas más intensas de las recomendables.

1 Haskell WL, et al. Physical activity and public health: updated recommendation for adults from the American College of Sports Medicine and the American Heart Association. Circulation 2007;116:1081–93.

2 USA Triathlon. Demographics—2013 USA Triathlon Membership Report. Colorado Springs, CO: USA Triathlon, 2012. Available at: https://www.usatriathlon.org/about-multisport/demographics.aspx.

3 Schnohr, P, et al. J. Dose of Jogging and Long-Term Mortality. Am Coll Cardiol. 2015; 65(5):411–9.

4 Lee DC et al Leisure-time running reduces all-cause and cardiovascular mortality risk. J Am Coll Cardiol 2014;64:472–81.

5 Williams PT et al. Increased cardiovascular disease mortality associated with excessive exercise in heart attack survivors. Mayo Clin Proc 2014;89:1187–94.

6 Mons U, Hahmann H, Brenner H. A reverse J-shaped association of leisure time physical activity with prognosis in patients with stable coronary heart disease: evidence from a large cohort with repeated measurements. Heart 2014;100:1043–9.

7 O’Keefe JH et al. The dose of running that best confers longevity. Heart 2013; 99:588–90.

8 Schwartz RS et al. Increased coronary artery plaque volume

9 Paffenbarger RS et al. Physical activity, all-cause mortality and longevity of college alumni. N Engl J Med 1986;314:605–13